Día Tres: No queda nada y estás lejos...

Sigue vívido en mi mente aquel día en que fuimos en busca del teatro del silencio y casi caímos en el teatro del absurdo: tú, tu hermana (linda ella, la amo -no más que a ti, pero la amo al fin-) y yo, que aquella tarde me convertí en una especie de maestro de ceremonia mezclado con guía turístico para mostrarle algo de las partes de Santiago a tu hermana (linda ella) que no conocía (voladita ella).
Hablo de absurdo, porque no tenía ni pies ni cabeza andar los tres juntos cuando escasamente logramos salir los dos y, derepente, aparecemos de la mano los tres...extraña mezcla. No me lo habría imaginado, aunque he visto mezclas rarísimas!!!
Jajajajajajaajajaja
He de reconocer, que sigue acariciando mi (L)* el recuerdo de tus ojitos viendo el regalo que te llevé, que es poco, pero significa mucho. Son hojitas, rellenas con letras, que forman palabras, que crean frases y generan sentimientos.
Son lindos tus ojitos, como es linda la sonrisa de tu hermana (risueña ella).
Ahora no estan aquí, por eso evoco aquella tarde. Sólo hasta estas líneas, pues de recordarlas me esty olvidando un poco de alrededor y parece que ... no, no parece, es así: el alrededor no es tan bueno como la evocación, pero es lo que queda en estos momentos, así que le prestaré un poco de atención con la secreta esperanza de ver si cambian en algo las cosas, aunque tambíén secretamente creo que están bien co mo estan, a excepción de la lejanía de quien ya sabemos estoy hablando o escribiendo...
* Pa' los vivos que usan messenger...